miércoles, 5 de mayo de 2010

una infidelidad en color sepia

Recuerdo bien ese día en mi casa, después de darme la noticia. Sinceramente creo que no tuve el valor para decírtelo antes y por eso termine mal.
Organicé un campamento, como los del verano, pero en otoño ¿te acordás?, pero había un detalle: a este se le sumaba la presencia de tu novia y sus tres amigas.
Llegaste a casa, contento como estabas en esos días. Eramos amigos, no podía arruinar eso y fingir que no me importabas me salia bastante bien. Medía hora después, llegó PN (llamemos-la así) y con ella la noticia de que ni tu novia, ni dos de las tres amigas vendrían. Tu humor, sinceramente, no fue el mejor por un largo rato, pero después (y no entiendo todavía como) terminaste acostado arriba mio por falta de lugar en la carpa. Al lado mio estaba TS (llamemos-lo así) y cuando se decidió a salir al jardín, tomaste su lugar. Nos quedamos los dos mirando hacia arriba en la oscuridad de la carpa, y disimuladamente, queriendo olvidarnos del resto de las personas allí presentes, me abrazaste y me diste la mano, repentinamente un mordisco con bronca en mi hombro rompió toda la dulzura, igualmente te miré y me reí. Sabíamos que afuera había mucha gente despierta, pero bastante lejos de nosotros; y adentro, justo al lado tuyo PN. Vimos sombras del otro lado y levantaste bruscamente la cabeza, te inclinaste hacia adelante, te reíste suavemente y suspiraste. Al cabo de diez segundos te vi repetir el movimiento, esta vez, frenaste tu cabeza, casi al borde de la mía, me miraste fijamente y suspiraste más hondo.
Uno de los chicos de afuera entro de imprevisto y como "si no pasara nada" te acomodaste como antes, me apretaste el brazo tan fuerte que grite e hice creer que quien había entrado me había pisado. Me di vuelta y te miré recibiendo tu mirada a cambio. Casi gritando dijiste - ¿Hay alguien despierto? - y el silencio te dio la respuesta, volviste a mirarme y ahora con toda la suavidad de tu voz me preguntaste - ¿puedo? - en contra de mi tuve que decirte - pensa en ella, no es fácil decírtelo, pero pensá - te acostaste un poco decepcionado, supongo que a pensar, pero al instante, mirando hacia arriba te oí susurrar "pero, vos me podes, es solo un beso" y se que en ese momento nada más te importo, aunque hoy puedas negarlo, te conozco y sé que nada más te importó. Ni ella, ni sus amigas, ni las personas fuera, ni el peligro, nada. Así, consumamos una infidelidad que hoy tiene color sepia.
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