viernes, 19 de octubre de 2012

Disfraz


No puedo descifrar cuál es la señal que enciende el fuego de nuestro amor.
¿Qué hay debajo del disfraz? veo que eso nunca lo sabrás.
¿Quién se esconde y quién es que está acá?
Estoy cansado de vivir en tu locura, pero hay veces que no lo puedo evitar 
Cuatro Personalidades -Turf



Coincidimos en la fiesta de disfraces de una amiga en común; yo iba de Barbie y él de karateka.

Los dos teníamos un poco de alcohol de mas pero no al extremo, solo nos divertíamos. Bailábamos, nos abrazábamos, nos reíamos. Todo iba genial, hacia rato que no podíamos compartir una noche bien, juntos. Pero toda esa fiesta que vivíamos entre nosotros dos, sin acordarnos de los demás, era la calma que antecedía a la tormenta. Mi imaginación, mis sentimientos, mi miedo, todo salio a flote gracias al tequila. No solo lo sentí sino que lo dije, lo grité, lo lloré. Creí verlo con otra chica.

¿Alguna vez sentiste esas ganas de llorar tan fuertes que te generan bronca por no poder contener el llanto o parar de hacerlo? así me sentía. Estaba soportando un dolor horrible, fuerte, angustiante.

Me vio y vino a preguntarme que me pasaba. Nos reímos por pelear sin saber el motivo y a los dos segundos estábamos peleando otra vez. Si tenemos que culpar a alguien, culpemos al alcohol, porque él y yo nunca nos vamos a hacer cargo conscientemente de que fuimos nosotros, o mejor dicho, somos nosotros los que permitimos constantemente que pasen estas cosas.

- Vos te chapas minas adelante mio
- ¿Y? vos estabas con Nicolás

Y así una lista interminable de reproches, reproches sin sentido. O si, reproches sentidos porque sentíamos bronca, dolor, impotencia al ver a la otra persona con alguien pero teníamos el orgullo muy fuerte como para aceptarlo en voz alta. Y en la parte de no arriesgarse y animarse, de no jugarse y dejar que todo fluya para bien voy a hablar en singular porque de eso, solo lo culpo a él.  ¿Quién es él? Ezequiel, mi ex. No, yo tampoco entiendo todos los reproches que nos hacemos si no estamos juntos.

La pelea siguió hasta que entre sus gestos y mis gritos se escucho una voz que dijo "nunca mas vamos a estar juntos, ¿qué parte no entendes?" y me duele el alma tener que aceptar que esa voz no fue la mía. Ese dolor de alma se hizo llanto, un llanto fuerte. Él me corrió y se fue. Yo me quede mirando la pared sin entender nada. Me estaba robando la esperanza, esa misma que había sembrado con miles de frases y actos. Sentí muy claro que cada vez que me decía entre medio de abrazos, caricias y besos "no arruines nuestro futuro", "mi única novia siempre vas a ser vos" o "aguanta, resistí, es solo un tiempo" era su egoísmo el que hablaba, era su miedo a que yo me enamorara de alguien mas, era el sentimiento de saber no soportar  que no fuera él quien me hiciera feliz.

Al día siguiente Ezequiel me dijo que no recordaba la pelea, dejamos las cosas bien como si nada hubiera pasado. Tapando la tierra de la noche con la alfombra. Las frases desafortunadas, el llanto, los gritos, todo iba a terminar tapadito. Un maquillaje al corazón, al sentimiento que se nos había escapado por culpa del alcohol.

Ezequiel se cruzó a una amiga mía esa misma semana, y sin alcohol en su sangre dijo la misma frase desafortunada. Cuando un hombre le dice algo a una amiga de su novia/ex novia/chica que le interesa, es porque pretende que la persona en cuestión se entere. Y así fue como me enteré: estaba andando en rollers con mi amiga. Seguía triste y ella estaba rara. En la plaza donde habíamos dejado a un amigo con nuestras mochilas ahora se veía a alguien mas, pero estábamos lejos, no sabíamos quién era. Mientras patinaba me largué a llorar y sin aguantar mas Belén me lo dijo. Me abrazó y me hizo prometerle que iba a salir adelante mientras me recordaba que él siempre hacia lo mismo, no iba a cambiar. Me puse los anteojos de sol, no quería explicar porque lloraba y llegue a la plaza. Ahí estaba Ezequiel, tirado junto a Leo, hablando de la vida. (NOTA: intenta por todos los medios posibles que tu novio quién seguramente sea ex en un futuro, NUNCA se haga amigo de tus amigos). Lo saludé, me senté y me quedé callada. No sabia que hacer, estaba mal y era por él. Belén siguió patinando pero con mis rollers y le dio los suyos a Leo. Quiero decirle gracias públicamente a mis dos amigos que me dejaron sola con Ezequiel. 

- ¿Qué te pasa?
- Nada, ¿tendría que pasarme algo?
Se acuesta con la cabeza en mis piernas
- No. sacate los anteojos no me gusta hablarte sin mirarte los ojos
- No quiero
- ¿Estuviste llorando?

Silencio

Y ahí fue cuando en mi mente le grite "SI, LLORE Y LLORO POR VOS, POR LO MAL QUE ME HACES, POR LAS COSAS QUE DECÍS Y COMO TE CONTRADECÍS. LLORO PORQUE NO ME DEJAS VIVIR PERO TAMPOCO ME QUERES HACER FELIZ. LLORO PORQUE ME DEJAS EN EL MEDIO, SIN SER NI DEJAR DE SER. LLORO PORQUE NO TE ENTIENDO, PORQUE INTENTAS CUIDARME Y LO QUE HACES ES LASTIMARME CADA VEZ MAS", pero no, de mi boca no salio ni una palabra. No paso mucho mas, no quise hablar, él lo respeto, me abrazó, me hizo reír y anduvimos en rollers un rato mas.

En cuanto al no estar mas juntos con todo el dolor de mi corazón lo empece a aceptar, no lo entendí pero tenia que aprender a vivir con esa idea. Era su decisión, no podía obligarlo.

¿Sabes qué es lo loco de todo esto? que ese día paso, pasaron mas días y meses pero nunca nos separamos totalmente. 

Esa misma noche, pero en este año también la pasamos juntos. Vino a mi casa, miramos la tele, le acaricie el pelo, nos abrazamos, dormimos. Hablamos un poco. Tuve mil sentimientos encontrados en segundos. Me sentí plena, pura, inmensa, protegida, como siempre cuando estaba al lado de el. Pero también me sentí mal, triste, angustiada, como si él no sintiera con el corazón ese momento sencillo, parecido a cuando nos amábamos.

Sus actos esa noche no coincidían con las palabras que salían de su boca. Pero fue al revés. Siempre me decía que me quería, que íbamos a estar juntos, me prometía el futuro, el amor y todo nuevamente pero con sus actos destrozaba todo el camino existente; el que habíamos hecho, el que hacíamos y el que teníamos que hacer. Acostados, por dormir, esta vez la historia giró. Sus palabras me dolieron y sus actos me contuvieron.

- ¿Por qué no me das un beso?
- No sé
- No podes no saber, me esquivas siempre, pero igual queres verme, venís a casa, estas acá durmiendo al lado mio
- Es que un beso es llamar al amor, al menos entre nosotros y no podemos, no podemos confundirnos 

Acto seguido me abrazo y se durmió.


poniéndote una careta en el corazón pretendes olvidar. 
Me han dicho -Las pastillas del abuelo 

sábado, 13 de octubre de 2012

Celular


Estaba yendo al trabajo. Trabajaba a la mañana en una zapateria cerca de mi casa por lo que iba caminando. Eran como las 9.20 am. Eso me decía muchas cosas: que era hora de desayunar, que en diez minutos tenía que abrir el local y sobre todo, que Marcos ya estaba despierto y en su trabajo. La hora es importante porque gracias a la hora se desata todo, o algo así.

Caminaba y había sol, me acuerdo porque tengo esa relación de amor-odio con el Rey a la mañana. A veces me encanta cuando me da en la cara y siento el calor, se me achinan los ojos; hasta llego a sonreír solamente por eso. Pero otras veces, cuando es una mala mañana, el sol me da sueño, me fastidia y me arruina el día por completo. Eran buenos días, y el sol, pongámonos infantiles, era mi amigo (te permito que lo imagines dibujado con una carita feliz y dándome la mano).

¿En dónde estaba? si, cierto. Iba caminando con el sol en la cara. Saqué el celular para ver la hora y calcular cuanto tiempo me quedaba para llegar al trabajo. Vi que eran las 9.20 am pero lo más me llamó la atención fue la fecha: 1 de junio. ¿Qué es el 1 de junio en mi vida? NADA. N A D A, absolutamente nada. Entonces te preguntarás por qué me llamó la atención. No podía creer lo rápido que se pasaba el año, me resultaba muy loco que hubiera llegado el mes número seis, la mitad. Casi no había sentido la presencia de mayo en mi vida y de golpe, me había despertado un día y era junio. Quedé tan sorprendida ante semejante hecho que tuve una idea brillante, de esas que solemos tener las mujeres cuando alguien nos esta volviendo locas. Escribí un mensaje que decía: "Ya es 1 de junio, ¿podes creerlo?". Alguna magia divina de alguna otra galaxia o alguna fuerza del centro de la tierra hizo que se despertara el hemisferio de mi cerebro que NUNCA uso; ese que se ocupa de ser prudente, pensar las cosas y después actuar. Gracias a eso me frené, miré el celular, leí el mensaje y solté una carcajada. ¿Cómo había podido escribir semejante estupidez?, estaba por mandar un mensaje avisándole a alguien que era primero de junio, ¡como si la otra persona no lo supiera! bastaba con que mirara su celular, la pantalla de su computadora o pusiera Crónica 5 minutos para enterarse. Ahí entendí todo.

El problema no era el mensaje en sí, o sí pero no tanto. El problema era a quién iba a mandárselo. Se lo iba a mandar a Marcos. Marcos era el chico que me volvía loca, completamente loca. Me gustaba cada parte de lo poco que lo conocía y era solo por una cosa: me hacía reír como nadie. Había sido todo raro al principio, no entendía si eramos amigos, si le gustaba, si no. Avanzaba cuatro casilleros y retrocedía tres y así muchos meses; pero hacia un tiempo, Marcos había empezado a caminar sin tirarse para atrás y eso me encantaba.

Todas las mañanas él se levantaba antes que yo y me mandaba un mensaje de "buen día" para que leyera cuando me despertara, pero siempre abría los ojos con el sonido de su mensaje. A veces eso me encantaba, a veces lo detestaba. Quería decirle que era un divino, que era muy tierno que pensara en mi a esa hora, pero también quería decirle que me dejara dormir y me escribiera cuando supiera que ya estaba despierta.

Esa mañana del primero de junio, Marcos no me escribió. Me resulto raro abrir los ojos y no ver ningún mensaje. Primero pensé que le había pasado algo pero vi que estaba conectado y que había publicado cosas en sus redes sociales, después pensé lo que toda mujer piensa: "no me quiere más". Nos resulta tan fácil hacernos la cabeza. No se si es gracias a la cantidad de películas Hollywoodenses que consumimos o por mero acto de la Madre Naturaleza pero creo fervientemente que podemos dar cátedras sobre el tema. Recurrí a hacer lo que estaba a mi alcance: llamar la atención. Cambié mi nick en señal de "ACÁ ESTOY MIRA MIRA, ME DESPERTÉ" y nada. Me fui a duchar y cambiar para darle tiempo, esperando que sonara ese ruidito que a veces me fastidia tanto que quisiera revolear el celular contra una pared. Yo lo miraba, imaginaba que hacia luces, reproducía el ruido en mi cabeza y corría a buscarlo, pero NO, tenia que afrontarlo, esa mañana Marcos no me iba a escribir, al menos no por el momento.

Cuando viajo, sea en transporte público o caminando, prefiero hacerlo escuchando música, así que me puse los auriculares y me fui a trabajar. Tengo dos amigos que dicen que caminar con auriculares esta mal porque te aísla del mundo y a tu alrededor hay muchas cosas para ver, pero lo más complicado es que te separa de vos y de tus pensamientos. Tienen la teoría de que te concentras tanto en la música, en dejarte llevar, que evadís todo lo que te pasa y en un punto es verdad.

Yo no estaba mal, pero me incomodaba no haber recibido ese "Buen día" que me alegraba tanto y la música me daba esa cuota de felicidad que por esa mañana no estaba completa. Estaba tan en mi mundo, tan apartada de todo, todos y de mi que sentía que me podía ver desde otro lugar. Por eso me acuerdo tan bien como fue todo, porque siento que todo hubiera pasado en alguna película que vi.

Volaba con la música, cantaba para adentro, pensaba en los sonidos y las letras, imaginaba que estaba protagonizando un videoclip y de golpe recordé que estaba yendo a trabajar, caminando a unas cuadras de mi casa. Saqué el celular, mire la hora: 9.20 am, mire la fecha: 1 de junio. Me sorprendí. Ahí le escribi a Marcos: "Ya es 1 de junio, ¿podes creerlo?", acto seguido lo borré sin enviarlo. El hemisferio de mi cabeza, ese que les dije que no uso nunca, había funcionado, había razonado. No me sorprendía la fecha, me sorprendía que a esa hora todavía no habíamos hablado. Estaba buscando una excusa para hablarle, para comenzar una conversación que seguramente se tornaría tierna, dulce, amorosa, pero que de alguna manera tenia que empezar y conociéndome, soy bastante torpe para eso. Y ahí fue cuando me reí porque entendí que Marcos me estaba gustando en serio y cada vez más, al punto de usar la fecha como tema de conversación. Pero mi risa no siempre es felicidad, también es nervios. Fue una mezcla de cosas descubrir eso.

Decidí entrar a trabajar, desayunar, ordenar un poco y esperar pacientemente a ver que pasaba y ¿sabes qué? a eso de las 11 am. Marcos me habló, estaba teniendo una mañana agitada en su trabajo. Toda la película dramática, llena de rimmel corrido, chocolates, pañuelitos y helado que tenía armada en mi cabeza, se había esfumado. Pensé que no me iba a ganar el Oscar con el que ya estaba soñando, pero que si iba a tener un Buen Día, porque así me lo había dicho Marcos.


"pero me di cuenta
que pudo ser peor

que no fue para tanto." 
Mañana va a ser un gran día - No te va gustar 

Colectivo

"hoy desperté cantando esta canción que ya fue escrita hace tiempo atrás. Es necesario cantar de nuevo, una vez más."
Inconciente colectivo - Charly García


Estaba en el 60, eran las 6.00 am, lo raro es que yo simpre tomaba el colectivo y cuarto pero ese día no. El destino o mi inconsciente disfrazado de destino, hizo que me subiera quince minutos antes así como también hizo que el 15 no pasara y que unas cuadras más adelante, cuando el colectivo frenara en la segunda parada, él subiera.

Era invierno, todavía no había amanecido y estaba yendo a la facultad. A esa facultad que no me gustaba porque la mayoría de su gente no me gustaba (solo rescataba a 4 personas) a estudiar una carrera que no me gustaba. En fin, mi cara era un espanto porque además de ser lunes y estar dormida, estaba aceptando viajar dos horas, de las cuales una iba a estar parada, para tener tres horas de clases con una profesora pseudo hippie chic pseudo freak que me hacía acordar a un personaje de Maitena.

Auriculares en las orejas, mi vasito térmico con lágrima adentro (hasta acá no hablo de lagrimas de verdad), agarrada del caño y mirando por la ventana. Entre mi chines pronunciada y la vista nublada por el sueño vi una cabeza rubia que reconocí: era su mamá. Giré la cabeza hacia la puerta del colectivo para ver si yo estaba loca, sufría alucinaciones o era real y bueno, era real.

Subió, pagó, no me vio. Camino hasta el centro y quedamos uno al lado del otro. Los dos con cara de perros desamparados, tristes, enojados. "Hola" un beso en la mejilla y nada más. Cada uno en su mundo, con su música. La mía era alguna canción de Drexler, pero seguramente no era "Me haces bien". En su reproductor seguro sonaba alguna de las movidas de Arjona o Jason Mraz. Viajamos parados uno al lado del otro hasta que se desocupó un asiento, agarró su mochila y se fue. Yo moría por dentro, por más de que no hablábamos quería que se quedara paradito ahí, al lado mio, sentir su perfume. Tuve suerte y subió una mujer embarazada, le dio el asiento y volvió a ocupar ese lugar a mi izquierda. Intentamos entablar una conversación pero eran tiempos difíciles entre nosotros y sabíamos que eso sumado a nuestro mal humor mañanero nos iba a llevar a mal puerto.

Creo que en ese viaje sentíamos ganas de odiarnos, amarnos, pegarnos, abrazarnos, besarnos, dejarnos. Pero no hicimos ninguna de todas esas, simplemente nos callamos y viajamos uno al lado del otro. Cada uno a su destino, sin hablarnos, mirándonos de reojo como si fuera un crimen mirarnos bien, a los ojos. Debe ser por eso que dicen que cuando miras a los ojos a alguien que conoces mucho sentís lo que siente, te transmite todo y él no quería que yo lo descifrara y yo no quería que el me descifrara. Le miraba las manos y sabía que me estaba mirando la cara, y después al revés hasta que uno miraba por la ventana o se rascaba la cabeza para cambiar de posición. Hubiera sido bueno cortar el silencio con un grito bien fuerte, pero no. Igualmente el grito estaba, calladito en nuestro pecho, pero estaba. No sé que pedía el de él, si sé que pedía el mio.

Me hubiera gustado estar en las cabezas de la gente que estaba a nuestro al rededor. ¿Alguno se habrá fijado en nosotros?. Me hubiera resultado muy divertido saber que hipótesis tenían sobre cómo nos conocíamos o que relación manteníamos. Al ser tan diferentes nadie podría imaginarlo, o sí. Pero la burbuja de tensión en la que estábamos nos hacia ver como dos lejanos conocidos. Que loco que la realidad fuera tan diferente, que nos conociéramos enteramente, desde una punta a la otra de nuestra personalidad y en todas las formas.

El en joggin y mochila. Yo arreglada y con cartera. El iba a estudiar algo de computación, yo comunicación. El su música y yo la mia, pero las dos hablaban de amor, un amor que fue lindo, que ya no es más, solo en los recuerdos.

Me saludó con un beso en la mejilla y bajó en Fondo de la Legua. Se fue de ese colectivo y yo sentí como una partecita de mi se iba agarrada de su mano o corriendo atrás de él (la última opción era la más probable). Se desocupó un siento, me senté, miré para arriba y cerré los ojos fuerte. Pensé, cosa que no debía hacer o no quería hacer. Pensé en ese momento y se me cayeron un par de lagrimas silenciosas, nadie las notó, solo yo, pero para esa altura ya estaba acostumbrada a que eso pasara. ¿EXagerada? si, puede ser, pero miralo de esta manera:  en ese colectivo íbamos los dos, eran malos tiempos y ninguno hablaba. El eligió un destino más cerca, y se bajó antes. Yo me quedé arriba, sola, sintiéndome un poquito más vacía porque a partir de esa frenada, ya no lo iba a tener al lado en el resto del viaje.

"Pero a la vez existe un transformador que te consume lo mejor que tenés te tira atrás, te pide más y más y llega un punto en que no querés."
Inconsciente colectivo - Charly García 

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Voy a hablar en primera persona, no es de rebelde sino que me cansé de tener que escribir en tercera siempre. Estudio periodismo y es prácticamente una ley; bueno, capaz si sea por rebeldía.

No sé que quiero escribir, simplemente tengo ganas de hacerlo y por eso lo hago y te voy a hablar a vos, si a vos que estás del otro lado de la pantalla, que estás perdiendo tu valioso tiempo en saber que tengo para contarte. En realidad no se si existirás, pero si existís gracias por leerme, vas a ser como mi psicologo, desde ya te advierto que no va a ser facil siempre, me vas a notar histerica, aburrida, deprimida, efusiva, loca, ilusa y todos los demás estados en los que puedas encontrar a una mujer en algun momento de su vida. Antes que nada te digo gracias, por tomarte el tiempo de leer esto y por las dudas, quién sabe, algun día me das un consejo que me ayude a descifrar alguno de los rompecabezas que tengo en la cabeza.

Tengo ganas de contarte situaciones puntuales y cotidianas. Por cotidiano me refiero a cotidiano en mi vida, no en la de todos, no creo que para todos sea toda la misma rutina. Por ejemplo para mi es cotidiano lavarme los dientes y creo que para mi hermano no lo es (nunca le cuenten que dije esto), también es cotidiano para mi dormir con mis osos y quizas para ustedes no y es más seguramente piensen que soy una chiquilina infantil o les provoco ternura maternal. Pero bueno, como les decía, quiero contarles situaciones cotidianas mias, especiales, que me dejaron pensando o significaron algo y así darles a conocer mi vida.

No van a estar en orden cronológico. Voy a mezclar el pasado con el presente y el re-contra pasado con el futuro si encuentro como adivinarlo. Van a escuchar miles de nombres y a veces solo pronombres personales. Seguramente no terminen de entender que historia fue primero y cual después, pero lo que importa es que sientan el momento.

Bienvenidos al lio