miércoles, 20 de agosto de 2008

realidad


Terminé de acomodar, me saqué los zapatos y me acoste en mi cama (esa que había sido el escenario de nuestro primer beso), cerré los ojos y mientras imaginaba y recordaba momentos con él sentí como la fuerza de gravedad llevaba mi ánimo hasta el piso. Miré el celular deseando que llegara la respuesta. Busqué algo que ver en la televisión para distraerme, pero no había nada. Cerré otra vez los ojos y di vueltas en la cama buscando una posición en la que no me doliera tanto el alma. Abrí los ojos vidriosos, tragé fuerte y pensé que no era el momento de llorar, abrí el celular que no me dio noticias nuevas y me senté, miré por la ventana el cielo despejado, un poco de viento dió contra mi cara y se me resbaló una lágrima con tu nombre.


farmacia

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